La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, de Elvira Sastre, nos trajo la cruda poesía de esta mujer que, con palabras sencillas, sin las florituras de la lírica rimbombante, transforma el dolor en belleza, autoconocimiento y esperanza.
“Quería que supieras que mi daño es algo que sólo elijo yo”, así comienza este poemario de Elvira Sastre, la pequeña joya que ha desplegado su brillo en esta ocasión en nuestro espacio de lectura compartida. La autora bebe del trabajo del poeta y ensayista Benjamín Prado, para quien “La poesía es todo lo que hay entre un disparo y el animal herido”. Elvira Sastre, que afirma que para ella escribir poesía es una necesidad, es capaz de introducirse en los rincones más íntimos del lector o lectora, que hace suyas sus reflexiones sin poder evitarlo. Gracias a Gonzalo Alcoba por conducir este precioso Club de Lectura del que disfrutamos quienes pudimos estar. Es una satisfacción para nosotras que gracias a este libro algunas se acercaron por primera vez a la poesía con la facilidad con la que se toma un vaso de agua, pero con la pausa que requiere saborear un buen trozo de chocolate.